¿Sabías que una simple limpieza dental puede hacer mucho más que dejarte una sonrisa reluciente? Según un estudio presentado en el Congreso de la Asociación Americana del Corazón (AHA), hacerse una limpieza profesional al menos una vez al año puede reducir en un 24% el riesgo de sufrir un ataque al corazón y en un 13% el riesgo de padecer un derrame cerebral.

Este descubrimiento proviene de una investigación realizada en Taiwán, en la que se siguió durante siete años a más de 100.000 personas sin antecedentes de enfermedades cardíacas. Los resultados son claros: quienes acudían regularmente al dentista para limpiezas o raspados profesionales presentaban una probabilidad significativamente menor de desarrollar problemas coronarios.

«La protección que confiere una buena higiene dental fue más pronunciada en las personas que se realizaron una limpieza al menos una vez al año», explica la doctora Emily Chen, cardióloga en el Hospital General de Veteranos de Taipei y autora principal del estudio.

Aunque el estudio no analizó otros factores de riesgo como el tabaquismo o el sobrepeso, los expertos insisten en que la conexión entre salud bucal y salud cardiovascular es real. La limpieza dental reduce la inflamación provocada por bacterias, un proceso que puede tener efectos nocivos en el sistema circulatorio.

Otro estudio presentado en el mismo congreso va aún más lejos: la enfermedad periodontal —como el sangrado frecuente de encías o las infecciones dentales— no solo afecta a la boca, sino que puede duplicar el riesgo de infarto. Y si tienes menos de 21 piezas dentales, el riesgo de sufrir un ataque cardíaco se incrementa en un 69%, según el investigador Anders Holmlund, del Centro de Investigación de Gävleborg, en Suecia.

Estos hallazgos refuerzan lo que muchos profesionales de la salud ya sospechaban: cuidar tu boca es cuidar tu corazón. Por eso, los expertos no lo dudan:

«Hay que visitar al dentista al menos una vez al año. El cuidado dental es tan importante como el de cualquier otro órgano del cuerpo”.

Así que, si eres de los que evita la consulta odontológica… quizá es momento de replantearlo. Tu corazón —y tu sonrisa— te lo agradecerán.